Trabajar en la Industria Gastronómica siendo Mujer
Trabajar en la Industria Gastronómica siendo Mujer

Mi experiencia trabajando en la Industria Gastronómica siendo Mujer y Joven: Una Chef Pastelera Dominicana. 

La  industria gastronómica es un campo que, a pesar de su vibrante creatividad y movimiento, siempre ha  estado históricamente dominado por figuras masculinas. Sin embargo, el panorama ha comenzado a cambiar, y cada vez somos más las mujeres jóvenes que ocupamos un lugar destacado en la industria. Como chef pastelera dominicana de 24 años, mi camino ha tenido sus momentos, pero ha estado lleno de aprendizajes, desafíos y una gran mucho de empoderamiento. A lo largo de mi carrera, he aprendido a navegar en un mundo que en muchas veces  me ha subestimado, pero también me ha dado la oportunidad de mostrarme tal y como soy: una mujer joven, apasionada y decidida a dejar mi huella en la gastronomía y en que cada día sea un lugar mas acogedor para mujeres.

Mi Comienzo: Desde los 13 años

Mi viaje en la cocina comenzó a los 13 años cuando participe en un curso de verano de cocina para niñas, mi pasión fue creciendo con los años y cuando tenia 17 años decidí que quería ser pastelera. Mi amor por la repostería nació en mi propia  cocina, rodeada de los aromas de los postres tradicionales dominicanos. Sin embargo, a pesar de mi entusiasmo, me encontré con varios obstáculos desde el principio. En un mundo donde los chefs de renombre suelen ser hombres, y donde la cocina profesional todavía tiene un aire de masculinidad en muchos de sus aspectos, ser una mujer joven me hacía sentir como si tuviera que demostrar el doble para ser tomada en serio.

Recuerdo mis primeros trabajos en cocinas profesionales, donde me enfrentaba a un ambiente en el que la experiencia parecía ser lo único que importaba. Era difícil ser escuchada cuando tenía 18 años y apenas comenzaba a formarme. Me encontraba rodeada de hombres con más años de experiencia, y muchas veces mis ideas eran ignoradas o minimizadas. En esos momentos, me cuestionaba si estaba tomando el camino correcto, si sería capaz de hacerme un nombre en una industria que no siempre parecía darme espacio.

Las Dificultades: Ser Joven y Mujer

Una de las realidades más difíciles que enfrenté en los primeros años fue la constante sobrevaloración de mis habilidades y el sentimiento que te crea esa propia sobrevaloración. Como mujer joven, muchas veces mis logros eran atribuidos al hecho de ser «la chica bonita» o simplemente a la suerte de estar en el lugar correcto. Eso me frustraba profundamente. No quería ser vista solo como una joven que se aprovechaba de su apariencia, sino como una chef pastelera competente, apasionada y capaz de ofrecer un buen trabajo.

Además, la gastronomía, y especialmente la pastelería, exige largas horas de trabajo, sacrificios y un nivel de exigencia que, en muchos casos, parece no reconocer el esfuerzo de la minoría. Esta presión, sumada al agotamiento físico y emocional del trabajo en cocina, me llevó a preguntarme si realmente sería capaz de equilibrar mi vida personal con mi carrera. No solo se trataba de habilidades técnicas; también estaba en juego mi bienestar emocional y mi capacidad para mantenerme firme ante un entorno que no siempre era amigable.

La Superación: Empoderamiento en Cada Etapa 

Con el tiempo aprendí a navegar entre todas las situaciones que de una u otra manera que no solo me permitió crecer como profesional, sino también como persona. Descubrí que no tenía que ser como los demás para ser exitosa, y que mi juventud y mi condición de mujer no eran barreras, sino parte de lo que me hacían ser yo . A medida que pasaron los años, entendí que el empoderamiento no era algo que se me iba a dar de manera automática; debía ganármelo día a día y lo mas importante, Creer en mi. 

Uno de los mayores aprendizajes fue que no podía esperar que las personas cambiaran sus percepciones de un día para otro. Pero sí podía cambiar la forma en que yo me percibía. Decidí que, aunque tuviera que trabajar el doble, no iba a dejar que las expectativas ajenas definieran mi carrera. Y fue en ese momento cuando comencé a notar un cambio. Mis colegas empezaron a respetarme por mi habilidad, por mi dedicación y por mi capacidad para innovar dentro de la pastelería. Cada receta que creaba, cada desafío que enfrentaba, me reafirmaba en la idea de que estaba en el camino correcto.

La clave estuvo en encontrar mi propio estilo y hacer de la resiliencia una herramienta fundamental. Aunque ser mujer y joven en la cocina me puso a prueba constantemente, también me dio la oportunidad de redefinir lo que significa ser una chef pastelera. Aprendí a no dejarme intimidar por los comentarios y, en cambio, a utilizarlos como motivación para seguir adelante.

La Fuerza de la Comunidad: Apoyo entre Mujeres

A lo largo de mi carrera, también he tenido la suerte y bendición  de encontrar una red de apoyo entre otras mujeres en la cocina. Las chef pasteleras, restauranteras y cocineras con las que he trabajado han sido una fuente constante de inspiración y compañerismo. El compartir nuestras experiencias, nuestras luchas y nuestros logros ha sido fundamental para fortalecer mi confianza. Es increíble saber que muchas como yo , han. Ya logrado lo que yo siempre he soñado tener y demostrar que si ellas pueden yo también. Al final, somos una red poderosa que se apoya mutuamente, que comparte consejos y que celebra los logros de cada una, sin importar cuán pequeños o grandes sean.

Este apoyo no solo viene de otras mujeres. A lo largo de los años, he aprendido que una parte fundamental de mi empoderamiento también ha sido encontrar mentores y colegas masculinos que me valoran por lo que soy y por lo que hago. Las relaciones laborales no tienen por qué estar marcadas por las etiquetas de género; lo más importante es el respeto mutuo y la capacidad de aprender unos de otros.

Ser Mujer, Joven y Chef Pastelera: Mi Propósito

Hoy, con 24 años, miro atrás y me doy cuenta de lo lejos que he llegado. Mi pasión por la pastelería sigue siendo mi motor, pero ahora tengo algo más: la certeza de que mi voz, aunque aún joven, es valiosa y relevante. Mi propósito no es solo ser una chef exitosa, sino también ser una inspiración para otras mujeres que, como yo, sueñan con llevar su pasión a la cocina, sin importar los obstáculos.

Ser mujer y joven en la industria gastronómica no es fácil, pero no se trata de evitar los desafíos, sino de aprender a superarlos. La clave está en nunca rendirse, en mantener viva la pasión por lo que uno hace, y en recordar siempre que cada paso dado hacia adelante es un triunfo personal. Al final, las mujeres jóvenes en la gastronomía no solo tenemos un lugar en este mundo, sino que también tenemos el poder de transformarlo y yo,  Chef Adriana estoy ansiosa por ver como evolucionamos. 

0
    0
    Su carrito
    Su cesta está vacíaVolver a la tienda